La Desolación de Nuestra Campiña
Si nos guiásemos por la foto incluída como título en esta nota, podríamos pensar de que el paisaje de nuestra campiña se mantiene tan paradisíaco como lo fue haca muchos años. La foto es actual, pero la realidad ecológica no responde al paisaje bucólico de la imagen.
Este fin de año decidimos apartarnos un poco del entorno citadino y pasar las fiestas tradicionales en contacto mas estrecho con las bellezas de nuestra campiña.
Llegados a una hermosa ubicación, muy próximos a un curso de agua, y ya instalados, nos llamó la atención la gran escasez de insectos que normalmente acompañan a los acampantes (Léase moscas, mosquitos, jejenes) y que hacen las delicias del camping.
Al ocultarse el sol, dió paso a una hermosa noche de verano, pero aquella campiña que se encendía con una galaxia de luciérnagas, quedó sumida en una estéril oscuridad. No vimos un solo ¨bichito de luz¨, de aquellos que juntábamos en un frasco.
La mañana siguiente anunció una jornada calurosa con temperatura que llegó hasta hasta los 40 grados, sin embargo durante toda la tarde no se oyó cantar a una sola chicharra. Tampoco se hicieron presentes guitarreros, mangangás, abejas, mariposas, catangos. bichos moros... Ninguno de los habitantes habituales de nuestra campiña. Allá a las cansadas y acercándose a la luz del farol, apareció un escuálido Tata Dios tratando de cazar unas minúsculas "cotorritas" que se acercaron.
Así como en el caso del cambio climático, aquí también pesa mas el interés económico que la supervivencia de una enorme cantidad de insectos polinizadores imprescindibles para nuestra supervivencia.
Como ya es habitual, los humanos estamos cortando la rama sobre la que estamos parados. La calificación que nos merecemos la dejo a cargo de quienes lean estas líneas,