El agua resulta indispensable para la el sostén de la vida, la agricultura, la ganadería, además de formar parte de numerosos procesos domésticos e industriales de nuestra alimentación. Nuestro país en particular cuenta con una privilegiada red hídrica, lamentablemente amenazada por la voracidad de la agricultura intensiva que contamina los cauces naturales con exceso de agroquímicos y pesticidas que afectan flora, fauna y habitantes.
Históricamente el agua ha sido motivo de controversias varias aunque siempre la tónica ha sido la de que quien controla ese recurso fundamental, tiene una gran cuota de poder.
En nuestro país hay dos hechos que suscitan el interrogante de cuál es la política de preservación de este recurso : La Ley de Riego y las riegosas implicancias del Proyecto UPM2.
En el primer caso, aunque hasta ahora los efectos no se han hecho notar, la Ley en cuestió habilita la construcción de embalses y represas por particulares. En caso de proliferar emprendimientos de riego o de cultivos de alto consumo de agua, habrá sin duda terceras partes perjudicadas.
En el caso de UPM2, el gobierno anterior entregó el reducido caudal del Río Negro a una empresa dedicada a la producción de pasta de celulosa que poco o nada deja en nuestro país, explota e inutiliza centenares de miles de hectáreas con el monocultivo del eucaliptus y utiliza para su funcionamiento una canidad de agua como la que usan 44 millones de personas. El colmo lo constituye el compromiso de garantizar un caudal mínimo de operación y un eventual acceso a aguas subterránas.
Los invito a presenciar esta animación que, por encima del humor, nos previene de las consecuencias del uso que la humanidad está haciendo de un recurso tan precioso.