El Gobierno acaba de modificar algunas de las disposiciones que regulaban la caza en nuestro país. Dichos cambios se han instrumentado a pedido expreso de una "Asociación de Cazadores", sin tomar en consideración el documento emitido por el Ministerio de Medio Ambiente que exige la realización de estudios para orientar el otorgamiento de permisos.
Entre los principales cambios, se habilitó la práctica de la caza deportiva en todo el país - menos en Montevideo - y la caza nocturna de especies exóticas habilitadas por la ley. A su vez, los permisos de caza serán independientes del tipo de arma y ya no se exigirá justificar la autorización del propietario u ocupante del predio donde se llevará a cabo la actividad. Por otra parte, también se reduce de tres a un kilómetro el radio de distancia de centros poblados o escuelas...
Las discrepancias se hicieron escuchar, como es el caso de la ONG Conservación de Especies Nativas del Uruguay (Coendú), que calificó el decreto como “procaza”. También el exministro del MGAP, Carlos María Uriarte, expresó a través de su cuenta de Twitter que va a “contramano”, porque “hoy el mundo tiende a limitar la caza deportiva”. “Es inadmisible considerar una actividad deportiva el matar animales, salvo que sean declarados plagas y, por ende, exista una razón para hacerlo.
En diversos reportajes radiales y televisivos, integrantes de esta "Asociación de Cazadores" han tratado de demostrar la validez de sus argumentos para fundamentar el contenido del decreto con las modificaciones. Lo inconsistentes de los argumentos nos hacen pensar, con bastante malicia, que es mas un favor de amigotes que un decreto de bases sólidas y con un fin de "protección de la fauna autóctona".
Sería interesante saber cuantos de los "cazadores", que ahora tendrán carta blanca, saben distinguir un pecarí autóctono de un jabalí, o un guazubirá de un ciervo Axis.
Ni hablar de los Rambos de Semana de Turismo, capaces de matar todo lo que les pase delante de la mira de sus armas sea carpincho, zorzal y de vez en cuando algún desprevenido colega.
 
Long John Silver Hermano de la Costa