Las Piedras Vivas del Valle de Wan Tikofi
El mundo está lleno de increíbles maravillas y misterios intrigantes, muchos imposibles de conocer a en el estrecho período de tiempo de la vida humana. Pasan desapercibidas para muchos, pero cuando por azar tropiezan con ellas su sorpresa no conoce límites.
En un lugar llamado Kawakeb, en el Desierto del Sahara, existe un valle al que los Tuaregs han dado el nombre de Wan Tikofi, conocido como el Valle de los Planetas.
Estas rocas de origen desconocido se diferencian de todas las formaciones rocosas del planeta y dan la impresión de moverse y crecer con el paso del tiempo, como reaccionaría un ser vivo. Parecen tener vida limitada y como si su ciclo se hubiese cumplido, sufren deterioros y desaparecen para ser reemplazadas por otras.
Su constitución es similar a la de otros tipos de rocas sedimentarias ; arena y arcilla. Tienen una apariencia de fósiles cambiantes a través del tiempo. Crecen, se mueven y se reproducen gradualmente como organismos vivos, y después de su ruptura, se observan círculos de concentración similares a los círculos de árboles Es por eso que se llaman piedras "vivas" o "movidas". Los diámetros de estas curiosas formaciones casi esféricas varían desde pocos centímetros a decenas de metros, pero repitiendo su estructura y composición geológica. Su principal agente de degradación es el viento que se suma a los violentos cambios de temperatura caracterísiticos del desierto..
Entre los Tuaregs se considera su origen en la invasión de tribus hostiles que por obra divina fueron transformados en piedra. Otro mito refiere a que el Batyr de Ersary, un semidios bárbaro, se afincó en el valle y que, para entretenerse moldeaba y arrojaba estas piedras esféricas.
Invasores, dioses aburridos, catástrofes geológicas o sea lo que sea no quitan nada del atractivo turístico de este enigmático Valle de los Planetas.